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miércoles, 1 de junio de 2011

Retrato de Jose Luis.

Mi último trabajo al óleo.

Lo he pintado con una dominante fría, con la intención de contrastar la sobriedad y el recogimiento del interior, con la claridad y cromatismo exterior. Además también me ha servido para potenciar el vínculo emocional entre el cliente y el paisaje (el patio y la casa del pueblo).

Os puedo asegurar que he analizado cada pequeño elemento, valorándolo en relación con todos los demás. El esfuerzo ha sido ímprobo... quizás no ha sido tanto el trabajo, como el miedo que sentía al pintarlo. Lo he observado durante cientos de horas. Pero estoy muy satisfecha del resultado, y aquí os lo muestro.


Retrato de Jose Luis, abril de 2011
Me ha fascinado buscar las texturas de los diferentes tejidos y superficies. Lo que me resultó más complicado fue lograr que el contraluz no "quemase" el retrato.

El trabajo de los diferentes planos de término también tuvo su miga, porque el paisaje se me venía encima continuamente "acogotando" al personaje. Lo solucioné rebajando la saturación y aplicando tonos pasteles en todo lo que aparece por detrás de la ventana.

Una ampliación de la cabeza del retrato.
Me lo he pasado en grande pintando las manos. Fue lo último que hice, cuando ya me había "estrellado" contra todo lo demás. Pero como de la pelea salí victoriosa, invertí mis logros en esta zona, realizándola con bastante agilidad. El disfrute que he vivido con ellas creo que se nota cuando las observas. El estilo es más fresco, con los claroscuros potenciados.

Detalle de las manos

Este retrato ha me ha supuesto un aprendizaje intenso, pues nunca antes había llevado la exploración del motivo hasta sus últimas consecuencias. De hecho, mi estilo pictórico ha cambiado, haciéndose más depurado y ágil. Lo mejor de todo es que he acrecentado mis cualidades de observación y de "medida", como podréis ver en los retratos realizados en mayo, que en breve publicaré.


3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Mi querida Lola:

    es difícil atinar con las palabras.
    Quiero expresaros la delicia que supone el acto creativo a ti y a José Luis, porque es obvio que José Luis está aquí presente, observador, socarrón, irónico, superando el escepticismo de verse reflejado en el espejo de las almas, aunque ya empezó a apostar por ello cuando te escuchaba hablar en tus palabras, en tus gestos y en tus actos. Ahora ya sabe que es verdad y sin duda ello le habrá supuesto una transformación.
    Qué hermoso es el contraluz que captas y el paisaje que toma vida y pretender secuestrar al que posa. La lucha tuvo que ser denodada, sin duda saliste victoriosa, pero no te olvides de que una parte de ti quedó en la luz, otra parte en las hojas absorbentes y otra en las manos de José Luis.

    Hemos estado hablando del miedo, ya sabes lo que pienso, cuando la escalera lleva hasta el cielo, la mirada hacia abajo produce el vértigo. A veces el miedo no es un enemigo sino un amigo que te bendice pues has subido muy alto para contemplarlo.

    Permíteme que a través de unos versos de Neruda me tome una licencia para decirte:

    "Cuando desnudas eres enorme y amarilla
    Como el verano en una iglesia de oro."

    Te quiero mucho, Lola.

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  3. Querida Elena: Tus comentarios me enternecen y conmueven en lo profundo. Te has convertido en un hálito de vida, en un impulso... y eso es grande. Sólo puedo estar agradecida, pues el Universo te ha puesto cerca.
    Un abrazo, Lola.

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Te agradezco tu aportación.